Desde que tengo memoria mi padre ha dicho que el mejor baño del mundo es el mas cercano, y durante muchos años viví con la firme idea de que eso era cierto.
Hoy tuve un fuerte enfrentamiento con la verdad, y me encontré yendo a un baño lejano a las orillas de la ciudad, para poder aventar mi mierda y jalar la palanca.
A veces el mejor baño del mundo no es el mas cercano, a veces el baño mas cercano está lleno de mierda ajena, o peor tantito, de mierda propia.
Y entonces reflexiono acerca de tan escabroso e importante tema: la mierda.
La mierda siempre ha sido un tema que todos evadimos, evitamos hablar de la nuestra y les evitamos a los otros hablar de la suya, a veces nos confundimos y queremos achacarle nuestra mierda a alguien más; pero ésto es mas importante de lo que parece, por que nuestros desechos también nos construyen, por que si hoy cagamos quiere decir que ayer comimos y no toda la comida que ingerimos nos era de utilidad. Pero también quiere decir que tenemos cosas de que deshacernos; el problema es la forma en la que lo hacemos, por que a veces buscamos en el baño mas cercano toda la confianza que necesitamos para aventar aquel desperdicio y resulta que dicho baño ya estaba lleno....... exactamente, lleno de mierda.
A veces cagamos en nuestro propio baño y no jalamos la palanca, dicha mierda se queda estancada y sobre ella cagamos más y más hasta que llega el momento en el que no podemos soportar el olor, pero para entonces jalar la palanca ya no es suficiente. También nos puede pasar que al ver tan tremenda escultura no la aceptemos como nuestra y salgamos corriendo en lugar de conseguir una pala y un camión para poder tirar a la basura tan tremendo desmadre. Es entonces cuando comienza lo interesante de la mierda, justo cuando la primera mosca se posa sobre ella y comienza a regodearse en lo que para ésta es un gran banquete.
Nos es imposible hacernos el propósito de no cagar más, porque llevar a cuestas toda esa mierda tarde o temprano va a terminar por pudrirnos los intestinos, pero siempre hay que saber en que donde cagar, cual es el baño mas conveniente para nosotros; éste debe ser elegido bajo estrictos cánones de calidad moral, muy cuidadosamente, para no terminar cagandola.
El baño que escojamos debe estar limpio, debe ser agradable, debe tener grandes ventanas y grandes tuberías, para que a la hora de aventar nuestra mierda no le sea difícil irse y para que el olor se disipe facilmente. Cuando elegimos un baño con tuberías pequeñas corremos el riesgo de observar nuestra propia mierda mas tiempo del que deseamos y es bien sabido lo difícil que es aceptar que tal monstruo ha sido creado por nuestras decisiones. Cuando las ventanas del baño son pequeñas o simplemente no son, sucede que el olor penetra por nuestra nariz y se incrusta en nuestra frente, a veces hasta le tomamos sabor... y cuando el baño al que vamos no está limpio puede suceder que la mierda de otros contamine la nuestra y entonces sea difícil apreciarla tal y como es.
No se si cabe decir que no estoy hablando de mierda aqui, estoy hablando de aceptación. La aceptación de la propia mierda y cómo diferenciarla de la mierda ajena.
Aceptar que cuando tomamos una decisión y nos la comemos, ésta va a tener consecuencias y muchas de ellas van a terminar por no servirnos en lo absoluto, pero cuando una consecuencia no te sirve no es tan fácil como bajarle al baño, por que debes observarla y aceptarla para poder cambiar todo aquello que no te gusta de eso en lo que se ha convertido.
Nuestras decisiones siempre nos llenan de mierda y es importante aceptarla tal y como es, para saber qué decisiones fueron las que nos hicieron cagar de tal o cual forma.
Aceptar nuestra mierda tal y como es, sin ponerle caras de desagrado, simplemente observandola y respetandola es muy difícil, pero nadie dijo que sería fácil observarnos a nosotros mismos, nadie dijo que sería fácil observar nuestros desechos sin juzgarlos, viendolos como lo que son; la consecuencia de nuestra humanidad.
Hablaba también de las moscas, quienes llegan a pararse sin preocupaciones a nuestra mierda; me refiero mas bien a los observadores, quienes llegan a pararse sobre nuestras decisiones y sus consecuencias, vuelan y se regodean como en un festín, nos juzgan, nos etiquetan, nos señalan, aunque como consecuencia terminen comiendo de dicha popó. ¿Pero cómo juzgar a las moscas? si todos hemos sido una alguna vez.
Cuando no hay moscas que juzguen nuestra mierda nos es mas fácil observarla, por que no hay contaminación. Cuando el baño al que vamos a cagar es un baño limpio y sin prejuicios, entonces podemos cagar sin miedo...
Y hablaré claro a partir de aqui: Cuando nos vemos a nosotros mismos, a nuestras decisiones y a sus consecuencias debemos hacerlo sin contaminación (dícese moscas, baños sucios, ventanas pequeñas y tuberías estrechas), de lo contrario terminaremos por juzgarnos y condenarnos mas de la cuenta, aceptando un castigo que quizá no merecíamos, ya que toda esa contaminación, todo lo que otros opinan de lo que somos y de lo que hacemos (eres lo que haces) no nos permite vernos de forma clara y a veces las cosas se magnifican o se minimizan de manera inmerecida.
Es por eso que debemos elegir con cuidado quien será la persona que recibirá todo aquello que necesitamos tirar, quien será nuestro escusado, nuestro bote de basura; es importante elegir bien a nuestros amigos, para asegurarnos de que no habrá alguien exponiendo todo aquello que somos o dijimos ser, pero también es muy importante saber ser un escusado y permitirles a nuestros amigos vomitar o cagar sobre nosotros de vez en cuando, jalar la palanca y volver a comenzar, limpios y radiantes.
Hoy me sorprendí yendo a cagar a un baño lejano, pero ese fue sin duda el mejor baño del mundo.