Ese bendito puente es un sin-lugar, una sin-razón, una sin-fonía (sin fonía, con fonía, con fonos, fonesto... funesto).
Ese puente es la mentira, la magia no escuchada, Dios en su mas exquisito disfraz, en su mas vulgar expresión, en sus mas íntimas ropas. Es ahi donde se deslizan los instantes lentos y sensuales en el frio de las madrugadas; Ahi donde Dios nos da la espalda para mirar su mas grande creación: Él mismo.
A Dios también le sorprende éste puente, por eso lo visita en las noches brumosas.
La luna puede contemplarle cada noche, Dios y yo no tenemos tanta suerte.
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